En el principio del caos siempre hay alguien que alerta, en este caso los trabajadores del 112CV, las personas que coordinan las emergencias y atienden a los ciudadanos para transmitirles los protocolos de sanidad y de otros organismos, al mismo tiempo que siguen gestionando otras emergencias no sanitarias. Por responsabilidad civil, por compromiso con el servicio y con la ciudadanía a la que atendemos. No podemos permanecer callados ahora.
Ahora que se pone de manifiesto en plena crisis sanitaria que los servicios esenciales están resentidos por recortes y gestiones de empresas privadas, que son los trabajadores los que están aguantando toda la carga, incluso por encima de sus posibilidades, con administraciones que no se hacen plenamente responsables y son demasiado lentas.
Cuando empezó la crisis sanitaria, previo al estado de alarma, una semana antes, finales de febrero, y viendo un posible colapso del teléfono de emergencias 112 se habilitó en número 900300555, durante días los gestores de emergencias no podíamos facilitar ese teléfono, pero ese mismo día el Twitter del 112 si lo publicitaba, mientras nosotros desbordados. En la Sala de Emergencias ya aplicábamos protocolos sanitarios por coronavirus, pero nosotros no teníamos un plan de prevención de la pandemia para la plantilla. Lo que soprprende es que siendo un servicio esencial según la Ley de Emergencias, la empresa de la que tiene la concesión Ilunion Emergencias SA no lo consideró ni necesario ni probablemente rentable.
La primera medida para la pandemia nos vino de mano de la empresa en un correo electrónico, que nos indicaba que se dividía la plantilla en dos centros de trabajo, el CCE Eliana (centro habitual) y Cheste (en el IVASPE), a partir del 11 de marzo, y se reforzaba la limpieza diaria en ambos centros, para preservar la salud de los trabajadores y el desempeño de nuestra actividad esencial.
Esta división de la plantilla se produjo sin tener en cuenta donde vivían las personas y si tenían cargas familiares, cosa que se resolvió parcialmente con cambios solidarios entre los compañeros. Compañeros que no sabía que quienes se iban a Cheste tendrían que lidiar con el frío todos los días o la falta de limpieza durante el fin de semana. Pero no hay problema en elegir centro, ya que es difícil esquivar al virus cuando los técnicos del servicio no se dividen en dos centros sino que van de un centro a otro, en contacto directo con los trabajadores, haciendo así de enlace del virus y posible puente de contagio.
Las medidas que no se toman a tiempo ni de forma rigurosa son tan malas como no tomar ninguna medida. No se ponen mamparas en los puestos, ni se respeta la distancia de seguridad en la sala, no se cambian las mascarillas ni los guantes de forma sistemática, no hay una limpieza especial en los teclados, esto no es una mala gestión de un Call Center, es una pésima gestión de un centro de emergencias.
Así es como da comienzo lo que será recordado como el capítulo más vergonzoso en la historia del 112CV, que pone de manifiesto que un servicio esencial público no puede estar en manos privadas, porque cuando se trata de preservar el servicio a la ciudadanía y a los trabajadores que lo hacen posible, no se puede pensar en términos de rentabilidad, porque la vida de las personas no tiene precio. Pero esto no acaba aquí, ya que de seguido vinieron los primeros casos de posibles contagiados, trabajadores que abandonan su puesto para no poner en peligro al resto de compañeros, hoy son siete por este motivo, no contabilizamos bajas relacionadas por ansiedad debido a situación y nivel de trabajo…. Y ya con contagios encima de la mesa, tiene que ser la asociación de empresarios chinos en valencia quienes faciliten mascarillas e hidrogeles a la plantilla del 112CV.
Todo este hace que se produzca una reacción por parte de la dirección de la empresa, digo una reacción, no una buena reacción, cuando recibimos el día de Sant Josep un tercer correo firmado por el Jefe de Explotación Operativa (JEO), donde nos pide responsabilidad individual, indicando como si fuera médico, que solo la dificultad respiratoria grave es sospechosa de coronavirus, a pesar de conocer los protocolos de actuación que ya días atrás indicaban sospechoso de coronavirus varios síntomas a parte de la dificultad respiratoria. Nos dice que una valoración de síntomas de forma individual errónea nos llevaría a una situación de asilamiento que perjudicaría al desarrollo del servicio, claro que sí; Pero también ir a trabajar con síntomas pone en riesgo el servicio, hay algo del concepto de pandemia que no entiende.
Durante el estado de Alarma la empresa entendió que se podían anular los derechos de los trabajadores, y así la empresa vía telefónica se pone en contacto con algunos de los compañeros de baja por sospecha de coronavirus, y les pide que envíen o les lean el parte de baja. O cuando ese mismo día varios trabajadores ponen en conocimiento de delegados del comité, que hay algunos compañeros haciendo varios turnos consecutivos de horas extra mientras que a otros compañeros no los llaman. Incluso se presiona para renunciar a excedencias o vacaciones prometiendo preferencia de realizar horas extras a cambio.
Todo esto lo hemos puesto en conocimiento de la administración, de la Agencia Valenciana de Emergencias, para que debido al estado de alarma en el que nos encontramos y dadas todas las malas decisiones de la empresa concesionaria sobre el servicio y sus trabajadores, tomen las riendas para preservar un servicio esencial público del que son últimos responsables.