La Encuesta Anual de Coste Laboral de 2020, publicada el pasado 28 de julio por el INE, muestra cómo el coste laboral disminuyó un 2,1% el pasado año. Unos datos que se ven muy influidos por el impacto de la COVID en las relaciones laborales y, por tanto, en los costes laborales. La aplicación de las medidas de ajuste de empleo durante este año, y en particular los ERTE, se reflejan en una dualidad de los pagos de las retribuciones de las personas trabajadoras que no había sucedido con anterioridad.

Por un lado, una parte de los trabajadores y trabajadoras estaban desempeñando sus funciones de manera presencial o mediante el teletrabajo, mientras que otra parte –quienes estaban en situación de ERTE- no podían hacerlo y, por lo tanto, estaban percibiendo una prestación sustitutiva del salario aportada directamente por el SEPE, y complementada en algunos casos por las empresas.

Esta diferenciación debe hacerse también para las cotizaciones sociales, que son la segunda mayor partida del coste total laboral, y que durante algunos meses estuvieron exoneradas para las empresas, al menos parcialmente.

En este sentido, UGT alerta sobre los términos comparativos con la anterior crisis en lo referente al componente de las indemnizaciones por despido, como consecuencia de la masiva aplicación ahora de ERTE. Mientras en 2020 esta partida ha caído un 8,4%, en 2009 (primer año de impacto pleno de la Gran Recesión) aumentó en un 42,7%.

Estos datos reflejan la importancia de que se introduzca en nuestro ordenamiento laboral un mecanismo estructural de ajuste del empleo como los ERTE, para que en las crisis no se produzcan los vaivenes en el empleo que han caracterizado tradicionalmente a España.

Además, es crucial que se normalice la situación salarial de los trabajadores tras este período de pandemia, priorizando las condiciones sanitarias en todo momento. Pero para que se pueda alcanzar esa normalidad es necesario un aumento del Salario Mínimo Interprofesional de 2021, que no se puede demorar más.

Y para impulsar ese crecimiento salarial es sumamente importante que se negocie un V Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) con vigencia plurianual, que permita adaptar la negociación colectiva y el crecimiento del empleo a las circunstancias de las empresas, como ha venido sucediendo con los Acuerdos anteriores.

Hostelería y ocio, los sectores más afectados

Para UGT, tanto los datos del coste laboral total mencionado antes como los correspondientes a sueldos y salarios (-2,6%) y las cotizaciones sociales obligatorias (-1,7%) deben interpretarse en esta ocasión, más que otras, como el coste afrontado por las empresas, y menos como las retribuciones efectivas percibidas por las personas trabajadoras, puesto que estas salieron en gran parte de las prestaciones pagadas por el SEPE, que ha jugado un papel crucial para mantener las rentas y los empleos de buena parte del conjunto de los trabajadores y trabajadoras.

En relación a los sectores, el sector servicios ha sido el mayor perjudicado durante la pandemia, lo que se refleja también en la evolución de los costes laborales. Debido a su naturaleza, las actividades económicas como la hostelería, el comercio o las actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento han mostrado una peor evolución que el resto de sectores, al sufrir en mayor medida las restricciones de movilidad. Sin embargo, tanto la industria como la construcción, aunque también se vieron afectados, lo hicieron en menor medida.

El impacto también ha sido asimétrico en lo que a territorios se refiere. Las empresas de las diferentes comunidades autónomas han registrado evoluciones dispares en los costes laborales, coincidiendo las que han registrado mayores descensos con aquellas que dependen en mayor medida del sector servicios. En este sentido, Canarias (-10,7%) y Baleares (-11,5%) son las dos comunidades cuyos costes laborales más han caído con mucha diferencia respecto al resto. No obstante, Murcia, Navarra y Castilla La Mancha fueron las únicas comunidades con tasas positivas.