24 de noviembre de 2006
La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA-PV) alerta de que el tremendo descenso que ha padecido la renta agraria en la Comunidad Valenciana en los últimos 4 años, pone en jaque al sector y lo que es peor, tiene desmoralizados a los pequeños y medianos productores que representan el 90% del total.
Según los datos proporcionados por el Instituto Valenciano de Estadística, la renta agraria en la Comunidad Valenciana ha pasado de 1.928 millones de euros en 2001, a 1.424 millones de euros en 2005, lo que supone un descenso del 26%.
Estas cifras no hacen más que confirmar la situación de crisis de rentabilidad que soporta el sector agrario, desde hace mucho tiempo, y que, desde UPA-PV, venimos denunciando sin descanso.
La pérdida de renta agraria viene propiciada por un descenso notable en los precios al agricultor y, en cambio, un aumento de los consumos intermedios, cifrado en un 25’11 (gastos a los que tiene que hacer frente el agricultor obligatoriamente como semillas, plantones, energía, fertilizantes, piensos…). Si a todo esto se le añade la disminución en la producción agraria, tanto en producción vegetal (-12%) como animal (-8%), resulta evidente que la agricultura en la Comunidad Valenciana está en declive.
En este sentido, es sintomático que en la actual campaña de cítricos, no hay precios para el producto que acaba siendo vendido a comercializar, lo que cada vez se hace más difícil remontar la situación.
Según UPA-PV, la Conselleria de Agricultura debería aplicarse de manera mucho más vigorosa que lo ha hecho hasta ahora, para facilitar a los productores agrarios remontar la situación.
No se puede permitir que algunas medidas legislativas penalicen al pequeño y mediano productor, que dejemos pasar posibilidades de financiación por vía de la Unión Europea, como las ayudas a la reforestación que en la Comunidad no se han tramitado, que se permita el abuso del comercio y la distribución en detrimento del agricultor sin garantía en los precios. En definitiva, para la UPA-PV es necesario tomar esta situación como una crisis de rentabilidad que debe preocupar y ocupar no sólo a los productores sino también a la administración valenciana quien, recordemos, tiene todas las competencias.