2 de marzo de 2006

La subida de los tipos de interés revela la necesidad de cambiar el modelo de crecimiento económicoUGT considera que la esperada subida de los tipos de interés en un cuarto de punto supone una nueva advertencia sobre el excesivo endeudamiento de los hogares y empresas (en el caso de las familias el endeudamiento alcanza un nivel históricamente elevado equivalente al 110% de su renta bruta disponible, más del doble que hace tan sólo tres años) y una llamada de atención a nuestro modelo de crecimiento, basado en la demanda interna y el consumo privado.

El sindicato reclama políticas capaces de moderar los precios de la vivienda (elemento que ha provocado que la tasa de ahorro de las familias alcance el nivel más bajo desde hace 40 años) y demanda un cambio de nuestro modelo de crecimiento, de tal forma que sea más equilibrado, menos sensible ante los cambios externos y que se base en una industria fuerte y competitiva.
El BCE ha elevado hoy, tras el incremento llevado a cabo el 1 de diciembre del pasado año, otro 0,25% los tipos de interés de referencia de la zona euro, situándose en el 2,50%.
El temor ante posibles tensiones inflacionistas en la eurozona derivadas del encarecimiento del petróleo ha llevado al BCE a tomar esta decisión, tal y como se esperaba. El riesgo más evidente es que la subida puede complicar la recuperación de la actividad en los países de la Unión Monetaria, aún muy débil, lo que a su vez dificultaría el relanzamiento de las exportaciones de nuestro país.
Por otro lado, nuestro país soporta persistentemente una inflación elevada respecto a la media de la zona euro, situación que incluso se ha agravado en los dos últimos meses, hasta alcanzar 2 puntos porcentuales de diferencia. Por ello, el suave endurecimiento de la política monetaria actual puede ser, en este aspecto, beneficioso y moderar algo dichas tensiones, al enfriar algo la demanda interna, que en la actualidad mantiene un crecimiento elevado. No obstante, no es ésta la solución a nuestros problemas inflacionistas, puesto que no reside aquí su causa última, sino en la falta de competencia en algunos mercados, esencialmente en el sector servicios, que permite la expansión excesiva de márgenes de las empresas que operan en los mismos, además de una generalizada ausencia de cultura antiinflacionista entre el empresariado y la falta de colaboración de muchas Administraciones Públicas.
Esta nueva subida de tipos reafirma la llamada de atención sobre la situación de endeudamiento de los hogares y empresas, que con seguridad no volverá a situarse en el medio plazo en niveles tan accesibles como en los últimos dos años. Una subida moderada como la actual no debería tener graves repercusiones sobre las familias si, como es de esperar, el sector financiero ha controlado que su endeudamiento se haya realizado en base a su capacidad financiera real y con la prudencia deseable.

En todo caso, la medida debe servir para moderar el recurso al endeudamiento, que en el caso de las familias alcanza un nivel históricamente elevado equivalente al 110% de su renta bruta disponible (más del doble de hace tan sólo tres años, y equivalente al 76% del PIB), y que ha sido en gran medida causa y consecuencia a la vez del boom inmobiliario de la última década.
La moderación de los precios de la vivienda debe ser un objetivo prioritario de la política económica, puesto que supone el elemento de riesgo fundamental para las familias en el caso de que los tipos de interés repuntaran con más intensidad en los próximos meses, además de que ha provocado una reducción de su tasa de ahorro al nivel más bajo de hace 40 años, marginando del acceso a la misma a un número cada vez mayor de ciudadanos.
En resumen, y pese a la buena marcha general de la actividad económica, que registra tasas de aumento que doblan la media de la zona euro, cada vez se hace más evidente la necesidad de cambiar nuestro modelo de crecimiento, que sigue basado en la actualidad en la fortaleza de la demanda interna, y sobre todo del consumo privado, pero con una aportación del sector exterior muy negativa. Es preciso reconducir el tejido productivo hacia un fortalecimiento de las ramas industriales, poniendo especial énfasis en actividades de alto valor añadido, lo que permitiría minimizar el efecto de unos tipos de interés más elevados que los soportados en los últimos dos años.
No hay que olvidar que los bajos tipos de interés han sido un factor explicativo clave de la reciente etapa expansiva de España, y si bien esta situación no parece que vaya a cambiar radicalmente en el corto plazo, deben sentarse las bases de un crecimiento más equilibrado y menos sensible ante cambios externos.